LA WARMI CONDENADA


    
     
En Quime, pueblo altiplánico de Bolivia, había un matrimonio que gozaba de estabilidad, tenían 2 pequeños hijos  y un último que era la sorpresa de todos. La esposa estaba embarazada de 8 meses, todo resultó positivo hasta el día del parto, pues en el campo éstos deben ser de forma natural y sin intervención de la ciencia médica, la mujer había perdido mucha sangre y con el cansancio y dolor que le causo el dar a luz, perdió la vida.

El viudo quedó devastado, su WARMI (mujer) era la única compañía que tenía, su esposa adorada había partido al mundo de los muertos y los había dejado solos con una criatura que cuidar. La única solución que encontró el padre fue alimentar al recién nacido con leche de vaca, al ver que lo mantenía sano, comenzó su nueva rutina de vida como padre soltero.

Pasaron los días y la ausencia de la madre difunta se hacía cada vez más profunda, los dos primeros hijos lloraban debido a la falta de alguien quien les cocine, el marido se iba a diario a trabajar la chacra (tierra, sembradíos) y llegaba solo en la noche a dormir, el bebé quedaba al encargo de los pequeños.

El hombre sabía lo que estaba pasando en su casa, cada mañana al despedirse, sus hijos comenzaban a llorar… fue tanta la pena de toda la familia doliente que, en una de las ocasiones, cuando el padre se despidió de los pequeños, ellos se encontraban llorando un par de horas.

Aproximadamente al medio día alguien golpeó la puerta, el hijo mayor (de tan solo 8 años) fue a ver quién se asomaba por la ventana, era su madre quien lo vio rápidamente y le dijo: hijito, papito, tanto lloran ya he vuelto… ven déjame entrar. 

Los dos hermanos, de tan solo 8 y 6 años,  en su inocencia decidieron abrirle la puerta a aquella señora que afirmaba ser su madre, ella estaba un poco pálida y algo sucia pero al entrar por la puerta los besó y los abrazó, les cocino un gran banquete y amamantó a la bebé, durante la tarde se quedaron horas jugando y antes del anochecer la cholita se marchó.

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LA WARMI CONDENADA
Ese día, el Hombre llego cansado, pero notó algo extraño en sus pequeños, ya no lloraban, lo esperaron muy felices y en cuanto entró por la puerta lo abrazaron y le sirvieron aquella comida que su madre había cocinado horas antes. El señor al probar tal alimento recordó a su esposa por el sabor y les preguntó a los pequeños quien había ido a cocinarles… los niños entre risas respondieron que su madre, el padre no les creyó pues eran pequeños y su imaginación era inmensa, él no le tomo importancia y se fueron a dormir.

Pasó una semana y la sorpresa del señor, cada noche que llegaba a casa, se fue haciendo más intensa, seguido encontraba la comida preparada y a sus hijos contentos… es así que, se fue donde el mallk´u (máxima autoridad) del pueblo a comentarle qué es lo que estaba concurriendo en su casa, le dijo que alguien iba a diario a cocinarles a sus hijos y amamantar al pequeño bebé, pero no se explicaba quién era pues él no tenía amigos.

Al ser una población pequeña, todos se conocían y nunca hubo rastros de quién era la warmi  misteriosa que iba todas las tardes a su casa, el mallk´u le recomendó que una de las mañanas, al salir de casa se esconda tras los arbustos y observe cuál de todas las mujeres estaba entrando a su domicilio; así mismo, al día siguiente el hombre hizo lo ordenado, después de despedirse de su pequeños, fue a unos arbustos a esconderse.

Pasaron las horas y alrededor de las 11am el sujeto vio a lo lejos como una cholita se iba acercando, logró vislumbrar que era ella, su esposa, su warmi amada… él quiso correr a abrazarla y llenarla de mimos, pero en cuanto la mujer golpeo la puerta, logró darse cuenta que aquella cholita no tenía color alguno, era muy pálida y su olor era moribundo.  Muy asustado el señor se quedó pasmado y entró en estado de shock, pasaron las horas y observó cómo su difunta esposa salía de su casa despidiéndose de los pequeños. El hombre comenzó a perseguirla y antes de que anochezca vio como su warmi entraba al cementerio del pueblo, él se acercó más y pudo observar que aquella mujer se dirigía a su tumba, la abría y se entraba justo cuando el sol se ocultaba.

Aquel señor llegando a su casa volvió a preguntarles a los niños, quién era la mujer que a diario les cocinaba, le dijeron que era su mamita y que la mujer les había dicho que iría todos los días hasta que todos se vayan junto a ella, el hombre se asustó bastante.
Al día siguiente el viudo fue a contarle todo lo sucedido al mall´ku, la autoridad hizo llamar al yatiri (brujo) y éste les explicó que la mujer de tanta pena por sus hijos huérfanos y por el marido se condenó a cumplir con su labor de madre. Esto tendría que parar porque después de un tiempo la warmi, al convertirse en un ser que ya no pertenece a este mundo, olvidaría a todo aquel a quien conoció en vida y comenzaría a comer a los niños y al hombre, la razón es porque ya necesitaría sangre de gente viva para seguir en este mundo.

El yatiri, el mallk´u y el hombre preocupado, fueron al cementerio a pavimentar la tumba de la señora y  hacer un ritual de despacho para su espíritu condenado.  Se hizo una misa de despacho y la mujer ya no volvió más a la casa de los pequeños; sin embargo, seguido el viudo comenzó a tener pesadillas, en ellas la mujer le decía: yo te alimente por mucho tiempo, es hora de que tú me alimentes…



Por: Erika Sirpa

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